La Oscilación Alfa: Su Función en el Cerebro Humano y el Efecto de las Drogas en Su Reducción
La actividad cerebral humana está organizada en diferentes frecuencias de ondas que oscilan en diversas partes del cerebro, conocidas como ondas cerebrales. Estas oscilaciones rítmicas están relacionadas con distintos estados de conciencia y funciones cognitivas. Entre ellas, la oscilación alfa es particularmente interesante debido a su relación con la atención, la relajación, y cómo se ve afectada por el consumo de drogas que alteran la conciencia.
¿Qué es la Oscilación Alfa?
Las ondas alfa oscilan entre los 8 y 12 Hz y son comúnmente observadas cuando una persona está en un estado de relajación tranquila y alerta. Por ejemplo, suelen aparecer cuando estamos reposando con los ojos cerrados pero no dormidos, o en momentos de meditación. A menudo, estas ondas se asocian con una reducción de estímulos sensoriales externos, lo que sugiere que tienen una función inhibitoria sobre ciertas áreas cerebrales.
Los estudios sugieren que las oscilaciones alfa filtran la información sensorial irrelevante, ayudándonos a mantener el foco en estímulos importantes. Es decir, cuando necesitamos concentrarnos en una tarea o en una fuente de información específica, las ondas alfa suprimen otras distracciones y nos permiten estar más enfocados. Este filtro sensorial ayuda a evitar que nuestro cerebro se vea abrumado por la cantidad masiva de estímulos externos a los que está expuesto constantemente.
Función de las Ondas Alfa en la Atención y el Enfoque
La teoría dominante sobre las ondas alfa es que funcionan como un regulador del procesamiento cerebral, inhibiendo ciertas partes del cerebro para facilitar la concentración en tareas específicas. Este mecanismo puede verse como una especie de “bloqueo” o “represión” de áreas que, de otra manera, estarían activas y nos distraerían. Esta inhibición de las oscilaciones neuronales permite que el cerebro enfoque su actividad en la tarea principal.
Cuando las oscilaciones alfa están activas, es más probable que experimentemos un estado de alerta relajada, pero si disminuyen o se suprimen, se pueden ver incrementos en otras oscilaciones cerebrales, como las theta y delta, lo que cambia drásticamente la forma en que procesamos la información.
Ondas Theta y Delta: Estados de Conciencia Profundos
Ondas theta (4-8 Hz) están asociadas con estados de relajación profunda, como la meditación, el sueño ligero, y también durante momentos de creatividad. En este estado, el cerebro está menos enfocado en estímulos externos y más en procesos internos.
Ondas delta (0.5-4 Hz), por otro lado, están más relacionadas con el sueño profundo y los estados de inconsciencia. Estas ondas predominan en las etapas más profundas del sueño (sueño REM) y en estados de descanso corporal total.
¿Cómo Afectan las Drogas las Oscilaciones Alfa?
Varias drogas psicoactivas tienen un impacto significativo en las oscilaciones cerebrales, específicamente las ondas alfa. Psicodélicos, sedantes, y otras sustancias alteran el equilibrio natural de estas ondas, reduciendo la oscilación alfa y potenciando otras como las theta y delta, lo que afecta profundamente la percepción y el estado mental.
- Psicodélicos (LSD, Psilocibina, DMT)
Estudios de electroencefalografía (EEG) han demostrado que los psicodélicos como el LSD y la psilocibina disminuyen la potencia de las oscilaciones alfa en el cerebro. Esta reducción se asocia con el estado de expansión de la conciencia y las experiencias de percepción alterada que caracterizan los viajes psicodélicos.
La reducción de las ondas alfa bajo la influencia de psicodélicos permite que el cerebro procese información que normalmente sería filtrada, lo que podría explicar las visiones, los pensamientos inusuales, y la sensación de conexión con todo lo que nos rodea que los usuarios frecuentemente reportan. En cambio, las ondas theta se ven incrementadas, lo que está correlacionado con los estados de trance, creatividad, y experiencias emocionales profundas.
Los estudios han demostrado que durante la administración de LSD, las ondas alfa disminuyen notablemente en áreas como la corteza visual, lo que sugiere que las áreas cerebrales que normalmente filtran estímulos sensoriales se ven menos inhibidas .
- Cannabis
El consumo de cannabis también se ha asociado con una reducción de las oscilaciones alfa. En lugar de generar un estado de hiperpercepción como los psicodélicos, el cannabis tiende a inducir ondas theta, lo que lleva a un estado de relajación, introspección y, en algunos casos, somnolencia. Este cambio en la actividad cerebral es parte de la razón por la cual el cannabis es utilizado para aliviar la ansiedad o inducir el sueño.
Fundamento: Estudios con EEG han mostrado un incremento en las oscilaciones theta y delta en consumidores de cannabis, especialmente durante el sueño o la relajación .
- Alcohol y Sedantes
El alcohol y los sedantes como las benzodiacepinas también reducen las oscilaciones alfa, pero, a diferencia de los psicodélicos, estos incrementan las ondas delta, lo que lleva a la sedación y la pérdida de conciencia en dosis altas. Esto es coherente con los efectos relajantes y sedantes de estas sustancias, que empujan al cerebro a un estado de descanso.
Fundamento: El consumo de alcohol, particularmente en dosis elevadas, genera una notable disminución de las ondas alfa y un incremento de las ondas delta, lo que contribuye a la sedación y a la eventual pérdida de conocimiento en casos de intoxicación .
Las ondas alfa juegan un papel crucial en la regulación de la atención y el procesamiento sensorial en el cerebro humano. Su reducción a través del uso de drogas, especialmente las psicodélicas, sedantes y cannabis, altera la percepción y la experiencia consciente, potenciando ondas cerebrales de frecuencias más bajas como las theta y delta. Estos cambios permiten la desinhibición sensorial, el aumento de la creatividad o incluso estados de trance, dependiendo de la sustancia y la dosis. Este fenómeno nos da una ventana a cómo los estados de conciencia alterados, inducidos por sustancias, nos permiten acceder a experiencias y procesos mentales que normalmente están fuera de nuestro alcance.
Fuentes:
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Skosnik, P. D., Cortes-Briones, J. A., & Hetrick, W. P. (2016). Cannabis and psychosis: A review of the neurocognitive evidence. Frontiers in Psychiatry, 7, 15.
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