A veces, nuestro cuerpo y mente pueden sentirse abrumados y asustados, lo que puede provocar un ataque de pánico. Los signos de un ataque de pánico pueden incluir:
- Respirar más rápido y sentir que no puedes controlar tu respiración.
- Sentir adormecimiento o hormigueo en diferentes partes del cuerpo, como la cara o las extremidades.
- Tener pensamientos acelerados que te asustan aún más.
- Sentir que algo malo está a punto de pasar o tener una sensación de miedo intenso.
- Sentir que te vas a desmayar.
- Tener palpitaciones aceleradas en el corazón o sentir que tu corazón está latiendo irregularmente.
- Sentir que no estás conectado con la realidad.
- Ver u oír cosas que no están realmente allí.
Aunque un ataque de pánico puede hacerte sentir como si algo peligroso estuviera sucediendo, no es peligroso en sí mismo. Sin embargo, es importante saber cómo distinguir un ataque de pánico de una condición más grave. También es importante saber que algunos medicamentos o el uso recreativo de drogas pueden aumentar las posibilidades de tener un ataque de pánico. Los estimulantes en particular pueden causar ansiedad y pánico en algunas personas. Usar grandes cantidades de drogas o tomar dosis muy altas también puede aumentar la probabilidad de tener un ataque de pánico.
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