Originario del sudeste asiático, el jengibre ahora se cultiva en muchas regiones tropicales y subtropicales del mundo, incluyendo India, China, Jamaica, Nigeria y Australia.
Digestiva: El jengibre estimula la producción de enzimas digestivas, lo que puede ayudar a aliviar la indigestión y las náuseas.
Antiinflamatoria: Los gingeroles presentes en el jengibre tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo.
Antiemética: El jengibre es conocido por su capacidad para prevenir o reducir las náuseas y los vómitos, especialmente los asociados con el mareo y el embarazo.
Infusión: 1-2 gramos de raíz de jengibre seca en polvo en una taza de agua caliente, se deja reposar durante 10 minutos y luego se cuela. Tomar hasta tres veces al día.
Tintura: 2-3 ml de tintura de jengibre, diluida en agua, tres veces al día.
Existen formulaciones magistrales específicas que combinan jengibre con otras hierbas para tratar una variedad de condiciones, como la artritis y los trastornos digestivos.
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